La recta se torna curva y aparece el brillo. Así imagino que será
viajar en el tiempo.
Me instan a entrar en la sala,
pero se quedan fuera. Hay una mesa y dos sillas, una a cada lado. Me siento en
una de ellas y espero. Las paredes son blancas, el suelo, el techo, blanco
impoluto. La mesa y las sillas de acero frío, la sala entera es fría. La luz es
intensa y abundante y blanca… fría. Desde luego, el conjunto no invita a una
estancia agradable. ¿Qué ha sido del por
favor, póngase cómodo? Supongo que esta no es una reunión amigosa.
La
puerta se abre. Un hombre con bata blanca entra y me examina con minuciosidad
desde la distancia. Camina hacia la otra silla sin quitarme el ojo de encima. Trae
una carpeta que deja caer sobre la mesa. Se sienta, abre la carpeta y escruta
su contenido detenidamente antes de hablar.